Gente inteligente sin grandes resultados. ¿Por qué?


¿Por qué hay gente inteligente que no genera grandes resultados o cambios? ¿Por qué fracasan en sus propósitos?

En muchas ocasiones hemos conocido personas que consideramos excepcionalmente inteligentes, sin embargo, nos preguntamos por qué no han logrado el resultado esperado, o por qué no han alcanzado el cambio que se necesitaba generar, cuando tienen todas las herramientas cognitivas para realizar un trabajo extraordinario.

Pues, el manejo de las emociones es lo que hace la diferencia. Cuando percibimos señales de temor,  ansiedad, impaciencia, irritabilidad, ira o terror, se está alterando la química de nuestro cerebro colocándolo en alerta máxima. Entonces, cuando el cerebro genera esta alerta máxima, hace que se pierda la capacidad para manejar situaciones complejas. La inteligencia se eclipsa, se apaga.


Es así como las emociones interfieren de manera negativa en nuestro desempeño. Sin embargo, si aprendemos a reconocer nuestras emociones, entender sus causas, podemos canalizarlas de manera adecuada para que no apaguen nuestra capacidades cognitivas, más aún, para que podamos potenciarlas para mejorar nuestro desempeño y aumentar el impacto positivo en nuestro entorno.

Ing. Priscila Villanueva

Errores de los emprendedores


En muchas oportunidades tratamos de aprender de experiencias exitosas como si las pudiéramos replicar sin más consideraciones. 

De hecho, cuando analizamos el número de nueva iniciativas que se han tratado de llevar a cabo, encontramos una alta tasa de fracaso. 

Sin duda, estos casos son una gran fuente de donde podemos aprender grandes lecciones. En efecto, dentro de este contexto, se observa que estos son algunos de los errores que se comenten frecuentemente:



  • ·         No tener un objetivo claro. No tener definido el problema de los clientes que se va a resolver.
  • ·         Pensar que una idea o ilusión es suficiente.
  • ·         No tener un propósito o un para qué.
  • ·         No tener en cuenta las emociones. No revisar los obstáculos y lo que te frena.
  • ·         No creer en tus habilidades y tu potencial interior.
  • ·         Creer que te has formado suficiente y no hace falta invertir.
  • ·         No ser flexibles y no tener capacidad para adaptarse.
  • ·         Creer que puedes hacer todo tú y no pedir ayudar.
  • ·         No haber definido a tu cliente ideal.
  • ·         Depender demasiado del entorno y de lo que digan los demás.
  • ·         Procrastinar, no actuar.
  • ·         Desidia.
Ing. Priscila Villanueva