¿De qué depende mi felicidad?


La Real Academia Española define la palabra “felicidad” como “estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien”. Sí analizamos esta frase encontramos que la felicidad estaría relacionada con la posesión de un bien, es decir, dependería de un evento externo a nuestras vidas. Entonces, me pregunto: ¿Los monjes tibetanos, que se liberan de toda posesión material para dedicarse a desarrollar su estado espiritual, no son felices?

En realidad, existen cientos de explicaciones acerca de la felicidad según sean las diferentes teorías del conocimiento humano que la sustentan, sin embargo, las investigaciones modernas han arrojado resultados sorprendentes que apoyan la idea de que la felicidad es un fenómeno interno al ser humano y no a eventos externos.

Desde el punto de vista ontológico, dado que somos seres lingüísticos que tenemos la capacidad de transformar nuestras percepciones del mundo, podemos hacer reconstrucciones de la forma como vemos el mundo que nos rodea a través del lenguaje, puesto que todo depende de nosotros mismo y no del mundo externo. Entonces, la felicidad queda a nuestra merced y completa responsabilidad, sin importa en el mundo que vivamos.

Martin Seligman, el padre de la psicología positiva, plantea que la felicidad está relaciona con las competencias que nosotros desarrollamos y explotamos a diario. Concepto que propone que la felicidad viene de adentro de nosotros como decisión y no de afuera de nosotros.

Por otra parte, es importante destacar la diferencia entre emociones y felicidad. Las emociones son reacciones biológicas a eventos externos y la felicidad es un estado de ánimo que nosotros decidimos adoptar en función a cómo percibimos al mundo externo.

Las emociones básicas son: Miedo, Amor, Rabia, Tristeza y Alegría. La felicidad no excluye el sentir estas emociones, ya que son reacciones propias de nuestra estructura biológica y, en términos de estados de ánimos, está relacionada con  la manera que nosotros le damos significado o valor a los eventos externos.  En definitiva las emociones no las podemos controlar a diferencia de la felicidad que sí está bajo nuestro control.

Por lo general, cuando preguntamos a las personas ¿qué es felicidad para ti?, las respuestas son completamente diversas, como por ejemplo: paz, tranquilidad, estudiar, jugar, compartir, etc. Las respuestas que se reciben a esta pregunta muchas veces representan las carencias de la persona.  Si el Coach ayuda a desenfundar adecuadamente estas respuestas, juicios, se logran identificar las fuentes de insatisfacción de la persona y permite comenzar con un proceso de reconstrucción lingüística para el cambio transformacional de la persona.

Por Ing. Andrés Villanueva